jueves, enero 11, 2007

No als forasters

Pixelades recoge hoy una curiosa historia, la del alcalde de Llombai, localidad de la Ribera, que quiere aprobar una norma para impedir que unos terrenos de titularidad municipal los compre alguien de fuera del pueblo. Dice que es para evitar que vengan promotores malvados y hagan un PAI salvaje.

Pero me apunto a la teoría de Pixelades -que apuesta por que en realidad lo que quiere el alcalde, que es del PP, es que se lo queden unos amiguetes- y añado una más: ¿Qué clase de liberal es este alcalde que pone trabas a la libertad de mercado? Es más, si se limita la competencia, es decir, el número de ofertas por el terreno, ¿no se reduce el ingreso que podría recibir el ayuntamiento por ese suelo y por tanto se perjudica a los ciudadanos?