lunes, septiembre 03, 2007

Llamas en L'Alcalatén

Que se han hecho todos los esfuerzos es una premisa de la que deberíamos partir siempre en estos casos los ciudadanos de buena voluntad, y del agradecimiento a las brigadas forestales, a los pilotos de aviones y helicópteros, a los bomberos y a los integrantes de la Unidad Militar de Emergencia, que tan útil se ha demostrado, lo que no es óbice para que, en sede parlamentaria si es preciso, se analicen las causas de que 5.500 hectáreas hayan ardido en cuatro días junto al parque natural del Penyagolosa. ¿Qué hacían los operarios de una compañía eléctrica trabajando con una sierra radial y un soplete a 40 grados y con rachas de viento de poniente de 60 kilómetros por hora? ¿Hubo, como algunos han apuntado, confusión y descontrol en las horas cruciales, esas de las que dependía todo? ¿Pudo prevenirse el desastre con medidas para limpiar el monte y eliminar la acumulación de maleza? ¿Hay alguna lección a asumir sobre la coordinación de los medios de la Generalitat y del Gobierno? Preguntas como estas se mezclan en el ambiente de L'Alcalatén con un persistente olor a chamusquina.
Adolf Beltran, hoy, en El País.