Ecos de las Azores
Hay momentos de los que uno intuye que van a dar de si. Uno de ellos tenía lugar esta mañana en el Museo de las Ciencias de Valencia, cuando el presidente Camps inauguraba –cuatro horas después de que se iniciasen los debates- una cosa rara sobre inversiones y tal.
Allí que llega el presidente con su séquito dispuesto a cantar las bondades de la Comunidad Valenciana como tierra de promisión para cualquier inversionista que se precie y lanza el mensaje que derrumba las barreras de las dudas sobre dónde meter millones de euros para la nueva fábrica de paraguas o las nuevas oficinas para Europa Occidental de Galletas Quemao. “Tenemos un clima excelente”.
Genial. Con todo el mundo ya decidido a invertir en nuestra tierra de las flores del amor y de la luz, Camps le da la palabra a Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía y ex asesor del ex presidente estadounidense Bill Clinton.
Stiglitz empieza a diseccionar la situación económica mundial en una conferencia que seguro ha repetido cien veces en lo que va de año. Pero no por eso deja de ser interesante lo que cuenta. Habla de la globalización, del auge de China o la India, del futuro de Estados Unidos… del precio del petróleo…
¡Ay! El precio del petróleo… Ya podría haberse olvidado de ese tema, debió pensar el presidente de todos los valencianos más uno. “La culpa de que el petróleo esté a 70 dólares el barril es de la inestabilidad en Oriente Medio, causada por la guerra de Irak, una guerra injustificada, tal y como demostró la ONU”, dijo Stiglitz más o menos. Camps se iba haciendo pequeñito en su asiento. Seguramente al brillante economista nadie le recordó que Camps es del mismo partido que aquel señor de bigote que, junto a Blair y a Bush, formó el trío de las Azores.
Y allí que estaba Camps tragando la quina que le daba Stigltiz a cucharadas soperas recordándole que la política exterior de Bush es tan perniciosa para la sociedad –“ya nadie cree que Estados Unidos sea un país que salvaguarda los derechos humanos”- como para la economía. “Antes de la guerra, el precio del barril era de 20 dólares. Hoy vale 70 y si Estados Unidos ataca Irán, llegará a los 120 dólares”, dijo.
Mientras, en el exterior del Museo de las Ciencias, el cielo se ha cubierto de nubes. Lo juro, no es una figura poética.
Allí que llega el presidente con su séquito dispuesto a cantar las bondades de la Comunidad Valenciana como tierra de promisión para cualquier inversionista que se precie y lanza el mensaje que derrumba las barreras de las dudas sobre dónde meter millones de euros para la nueva fábrica de paraguas o las nuevas oficinas para Europa Occidental de Galletas Quemao. “Tenemos un clima excelente”.
Genial. Con todo el mundo ya decidido a invertir en nuestra tierra de las flores del amor y de la luz, Camps le da la palabra a Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía y ex asesor del ex presidente estadounidense Bill Clinton.
Stiglitz empieza a diseccionar la situación económica mundial en una conferencia que seguro ha repetido cien veces en lo que va de año. Pero no por eso deja de ser interesante lo que cuenta. Habla de la globalización, del auge de China o la India, del futuro de Estados Unidos… del precio del petróleo…
¡Ay! El precio del petróleo… Ya podría haberse olvidado de ese tema, debió pensar el presidente de todos los valencianos más uno. “La culpa de que el petróleo esté a 70 dólares el barril es de la inestabilidad en Oriente Medio, causada por la guerra de Irak, una guerra injustificada, tal y como demostró la ONU”, dijo Stiglitz más o menos. Camps se iba haciendo pequeñito en su asiento. Seguramente al brillante economista nadie le recordó que Camps es del mismo partido que aquel señor de bigote que, junto a Blair y a Bush, formó el trío de las Azores.
Y allí que estaba Camps tragando la quina que le daba Stigltiz a cucharadas soperas recordándole que la política exterior de Bush es tan perniciosa para la sociedad –“ya nadie cree que Estados Unidos sea un país que salvaguarda los derechos humanos”- como para la economía. “Antes de la guerra, el precio del barril era de 20 dólares. Hoy vale 70 y si Estados Unidos ataca Irán, llegará a los 120 dólares”, dijo.
Mientras, en el exterior del Museo de las Ciencias, el cielo se ha cubierto de nubes. Lo juro, no es una figura poética.
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