La CAM en Bolsa
Advierto ya de antemano que esta es la típica entrada que suele dormir a las ovejas, porque voy a desahogarme con un tema de economía, Bolsa y cajas de ahorros, así que quedáis advertidos.
Y es que la CAM se estrenó hace algo más de una semana en la Bolsa con sus cuotas participativas, que son como acciones pero sin serlo. Para no agobiar al personal con cosas técnicas, iré al grano de lo que quiero contar.
La CAM dijo que tenía una demanda 2,2 veces superior a la oferta en el tramo de particulares, el que va destinado a los inversores normales. Es decir, para cada acción tenía dos compradores y pico. Eso significa que había más demanda que oferta. Y eso en el capitalismo (y en Bolsa) se traduce en subida del precio. O al menos, en el peor de los casos, en el mantenimiento. Si hay 2 personas dispuestas a comprar el mismo artículo por un precio concreto, no tendría sentido bajarlo de precio ¿no?
Pues no. Desde que la caja empezó a cotizar, la mayor parte de las acciones vendidas las ha comprado el banco que está estabilizando la cotización. Esto, traducido, significa que en realidad está comprando la CAM (a través de Lehman Brothers) para evitar que el precio de la acción caiga mucho por falta de demanda. Pese a los esfuerzos que se hacen cada día de comprar todo lo posible, la CAM ha caído un 7,5% en su semana en el parqué.
Si la demanda era 2,2 veces la oferta ¿por qué ahora de repente no hay inversores dispuestos a pagar lo que hubieran pagado el día en que empezó a cotizar o, mejor aún, algo menos?
La CAM colocó entre su clientela las cuotas. Hay quien cuenta historias para no dormir, como que condicionaban un determinado crédito a una empresa a la compra de un paquete de estas acciones. Eso sin contar a la gente a la que le habrán vendido el producto sin que sepa muy bien si ha comprado una cuota o un plazo fijo. Los que se vieron obligados a comprar, venden cuanto antes. Los que se libraron porque no había para todos, evidentemente no compran, por eso compra el banco.
En fin, líos financieros que seguramente interesan a cuatro, pero todo obedece a la necesidad de captar dinero. Las dos cajas valencianas (que vaya a usted a saber por qué están en todos los fregados, léase suspensiones de pagos) están sufriendo el empacho de ladrillos. En todo caso, siguen ganando dinero, que nadie se alarme. La CAM ganó en los seis primeros meses 187 millones, un 7% más que el mismo periodo del año anterior. Bancaja, 230,5 millones, un 8% más. Son incrementos mucho más modestos que los de los últimos años, pero siguen ganando más. Pero las dos ven como la crisis inmobiliaria les está tocando el bolsillo, con aumento de impagados, y eso les obliga a guardar algún dinero por si acaso. Veremos si llegan al final del año creciendo, porque aún queda mucho por llover.
Y es que la CAM se estrenó hace algo más de una semana en la Bolsa con sus cuotas participativas, que son como acciones pero sin serlo. Para no agobiar al personal con cosas técnicas, iré al grano de lo que quiero contar.
La CAM dijo que tenía una demanda 2,2 veces superior a la oferta en el tramo de particulares, el que va destinado a los inversores normales. Es decir, para cada acción tenía dos compradores y pico. Eso significa que había más demanda que oferta. Y eso en el capitalismo (y en Bolsa) se traduce en subida del precio. O al menos, en el peor de los casos, en el mantenimiento. Si hay 2 personas dispuestas a comprar el mismo artículo por un precio concreto, no tendría sentido bajarlo de precio ¿no?
Pues no. Desde que la caja empezó a cotizar, la mayor parte de las acciones vendidas las ha comprado el banco que está estabilizando la cotización. Esto, traducido, significa que en realidad está comprando la CAM (a través de Lehman Brothers) para evitar que el precio de la acción caiga mucho por falta de demanda. Pese a los esfuerzos que se hacen cada día de comprar todo lo posible, la CAM ha caído un 7,5% en su semana en el parqué.
Si la demanda era 2,2 veces la oferta ¿por qué ahora de repente no hay inversores dispuestos a pagar lo que hubieran pagado el día en que empezó a cotizar o, mejor aún, algo menos?
La CAM colocó entre su clientela las cuotas. Hay quien cuenta historias para no dormir, como que condicionaban un determinado crédito a una empresa a la compra de un paquete de estas acciones. Eso sin contar a la gente a la que le habrán vendido el producto sin que sepa muy bien si ha comprado una cuota o un plazo fijo. Los que se vieron obligados a comprar, venden cuanto antes. Los que se libraron porque no había para todos, evidentemente no compran, por eso compra el banco.
En fin, líos financieros que seguramente interesan a cuatro, pero todo obedece a la necesidad de captar dinero. Las dos cajas valencianas (que vaya a usted a saber por qué están en todos los fregados, léase suspensiones de pagos) están sufriendo el empacho de ladrillos. En todo caso, siguen ganando dinero, que nadie se alarme. La CAM ganó en los seis primeros meses 187 millones, un 7% más que el mismo periodo del año anterior. Bancaja, 230,5 millones, un 8% más. Son incrementos mucho más modestos que los de los últimos años, pero siguen ganando más. Pero las dos ven como la crisis inmobiliaria les está tocando el bolsillo, con aumento de impagados, y eso les obliga a guardar algún dinero por si acaso. Veremos si llegan al final del año creciendo, porque aún queda mucho por llover.
1 Comments:
El cuadro que ha colgado hoy Félix Soria en Im-Pulso en este enlace, destacando a las dos cajas valencianas como las más endeudadas por préstamos interbancarios es también muy interesante. ¿Podrías explicarnos algo de esto?
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