Chantaje

Lo que ha pasado hoy en la presentación del Gran Premio de Fórmula 1 de Valencia es un escándalo de primera magnitud. Bernie Ecclestone, el patrón y dictador a tiempo parcial de la F1, en su parlamento ha dicho literalmente que no piensa firmar el contrato para la celebración de la carrera en el circuito urbano de la ciudad hasta después de las elecciones. En otras palabras. Que o gana el PP o no hay carrera que valga.

Ese chantaje a la sociedad valenciana por parte de este señor ha sido recibido por Francisco Camps, presidente de todos los valencianos más uno, con alegría. "Gracias por vincularme a este proyecto", ha dicho Camps. Y se ha quedado tan ancho. Nada de moderación o sentido común, que hubiera llevado a Camps a decir, cuanto menos algo así como: "Yo le pido señor Ecclestone que confíe en los valencianos y que gane quien gane seguro que seremos capaces de sacar adelante con éxito este proyecto". Sencillo ¿no? Pues no. O yo, o el caos.

Pues qué quieren que les diga. Prefiero el caos. Hasta la fecha nunca me he acabado de pronunciar en contra del proyecto, fundamentalmente porque me gusta la F1 y me hacía ilusión. Pero ahora ya no lo quiero. Paso. No participo en chantajes. Mi voluntad soberana de elegir a mis gobernantes no tolera que nadie, por muy rico que sea, me chantajee con una carrera. Ni con nada. No quiero la F1. Y quiero que los del PP se vayan. Que escándalo.