jueves, marzo 13, 2008

Ante la demolición

Tiene cojones, porque gracia no tiene ninguna, que el Tribunal Supremo haya hecho pública hoy su decisión de permitir a Rita Barberá que arrase el Cabanyal. Justo el mismo día en que se han anunciado los precios de las entradas para la Fórmula 1. Son dos mundos opuestos. Si el PP ha optado por una ciudad vinculada al lujo y el ocio de los ricos, no le cabe el mundo normal al lado.

Hoy, Rita, que saltaba con Rajoy en el balcón del Ayuntamiento, seguro que celebraba la sentencia. Vergüenza debería darle estar contenta por cargarse una zona histórica de la ciudad a la que dice representar.

En fin, que mejor leéis Testigo Accidental. Os pongo un trocito y allí tenéis el resto.

Hoy, después de años de lucha y de interminables recursos, el Supremo ha dado la razón al Ayuntamiento que ha jodido a los vecinos sometiendo al barrio a la degradación y el abandono durante más de una década, al que le solicitó hace unas semanas que aplazara la sentencia hasta pasadas las elecciones no fuera a no resultarles rentable. ¿Cómo puedo tener fe en el sistema un día como hoy? ¿En una justicia que aprueba que se pisoteen los derechos de los ciudadanos?