martes, noviembre 09, 2010

Por qué dimitir antes de haber sido condenado

Las frases que han emergido entre la basura del caso Brugal –“está todo el pescado vendido”, “¿esto no se puede amañar?”, “¿no ves que tenemos reparto?”, “se ha comprometido el presidente”, etc– son reveladoras de cómo funcionan muchas adjudicaciones de contratos en la Comunitat Valenciana, con apaños al filo de la legalidad, cuando no más allá, y sin más código ético que el Código Penal. De todo lo dicho y grabado me quedo con dos frases que, sin estar en el sumario, reflejan la impudicia con la que los dirigentes del PP valenciano hacen frente a las acusaciones de corrupción.
Sigue leyendo a Javier Alfonso, en su más que recomendable blog Naranjazos