lunes, junio 26, 2006

“Aquí lo que triunfaría es un bar de tapas…”


¿Por qué en Londres no hay bares de tapas y cuando vienen los ingleses a Benidorm se ponen morados de calamares? La respuesta debe ser similar a la pregunta de por qué cuando vamos a Londres o a Nueva York queremos ver un musical y aquí no vamos al teatro ni atados.

Tener una programación estable de ópera en Valencia es algo similar a lo del bar de tapas en Londres. Está condenada al fracaso. Pensar que a base de talonario (¡y vaya talonario!) se puede crear una demanda y una afición operística en la ciudad es como pensar que los ingleses van a abandonar sus lóbregos pubs y sus pintas de cerveza por un montilla moriles y unas gambitas al ajillo.

Todo esto viene a raíz de los gastos caprichosos y exagerados de la directora artística del Palau de les Arts, Helga Schmidt. Todo para que después lo único que quede es un erial, como ha demostrado en cada paso que ha dado por la Consejería de Cultura la actual directora del Ivam, Consuelo Císcar.

En fin, que lo cuenta mejor que yo Adolf Beltran hoy en El País.