viernes, diciembre 15, 2006

Lo mejor del mundo

Con afán didáctico y con la finalidad de que Valencia y sus ciudadanos vayan tomando nota de cómo convertirse en una plaza operística de primer orden, reproduzco a continuación el artículo de opinión de hoy de Enric González en El País, titulado Lo mejor del mundo.
El fin del mundo no es nada. En la Scala ocurre una vez al año, por lo menos, y la ciudadanía lo sobrelleva bastante bien. La temporada pasada, el mundo se acabó cuando el personal, desde el primer violín hasta el servicio de guardarropía, se rebeló contra Riccardo Muti. Esta temporada, la catástrofe cósmica se produjo el domingo, cuando el faraón egipcio Radamés se largó del escenario y fue sustituido por un señor en vaqueros. La Scala es así, muy propensa al apocalipsis.

Son cosas inevitables cuando un público que se considera a sí mismo el mejor del mundo se enfrenta al mejor tenor del mundo (todos lo son) en presencia de los mejores músicos del mundo (por supuesto) y del mejor director del mundo (siempre). Alguien tiene que salir perdiendo. El domingo fue Roberto Alagna, desde entonces, al menos en Milán, apellidado Alagná, con acento agudo, para que se note que no es italiano sino francés.
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