lunes, febrero 19, 2007

Pla y el manejo de la moderación

Especular con ciertas cosas para hacer guiños a sectores de opinión poco proclives suele conducir a la confusión. Pla debería saberlo. Y sus asesores, también. Si, además, esos guiños en aspectos centrales de la alternativa que uno representa, como la necesidad de que el urbanismo se organice con sentido común, métodos democráticos y criterios de sostenibilidad, se orientan hacia poderes fácticos reconocibles, la maniobra se vuelve siniestra. El candidato socialista a la Generalitat tiene el derecho, y tal vez la obligación, de ofrecer un talante moderado a los electores en la ejecución de sus promesas. ¡Faltaría más! Lo que no puede es desautorizar sin consecuencias a los sectores ciudadanos en los que intenta apoyar su acceso al poder. Pla debería aprender de las candidatas a las alcaldías de Valencia y Alicante, Carmen Alborch y Etelvina Andreu, tan desenvueltas en su contacto con ámbitos plurales de opinión como flexibles y enérgicas en el dibujo de sus alternativas de ciudad.
Lee la columna de hoy de Adolf Beltran en El País