Imagine que el día 12 de febrero varios camiones procedentes de Italia toman literalmente las plazas y calles donde usted vive, sin previo aviso, y empiezan a descargar unos enormes soportes de considerable altura bloqueando aparcamientos y, cuando es necesario, también sin orden municipal, cortando calles con total impunidad. Recuerden, es 12 de febrero.
A partir de ahí empieza el desfile de camiones, grúas y depósitos de gasóleo por no hablar de las nulas medidas de seguridad que se toman en lo que se refiere a andamiajes o rollos de tendido eléctrico por el suelo sin ninguna protección. Todo este tinglado, dicen, resulta "necesario" para que la falla Sueca-Literato Azorín instale los adornos de luces que, más que fallas, semejan ya la Feria de Abril sevillana. Este año, en un ataque de megalomanía difícil de entender, el pórtico de luces supera la altura de los propios edificios.
Lee la carta enviada a
El País por
María Hernández y
María Valdés, junto con otros vecinos de Russafa
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