lunes, marzo 19, 2007

La tentación pirotécnica

Por eso, y por nada más, se prolongan la fiesta y su desorden, el barullo arbitrario se demora y el exceso se pega a nuestras plazas con la pretensión insidiosa de no marcharse nunca. No es casual. Alguien ha decidido, ante el estupor creciente del vecindario, que la pirotecnia y sus destrezas contienen la fórmula ancestral de un poder que nunca salda cuentas.
(...)
En medio de ese juego lamentable, una vez más, alguien intentará, este año de elecciones más que ningún otro, que las Fallas, con su efecto narcótico, su proliferación estentórea de banalidades, su inanidad colectiva y su patriotismo de cartón piedra, perduren más allá de marzo. Lo intentarán, sin duda, hasta que hallen respuesta a una pregunta: ¿Cuándo se cansará la calle y dejará de prestar atención al simulacro?
Adolf Beltran, hoy, en El País