La sentencia cuyo fallo hizo público el pasado 13 de marzo el Tribunal Supremo despeja a favor del Ayuntamiento el camino legal del proyecto, tras una década de pleito con los afectados. Sin embargo, esa resolución está lejos de convertir la prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez por El Cabanyal en una opción urbanística indiscutible. Parecería superfluo recordarlo si no reinara en Valencia ese clima de descalificación sumaria del discrepante que avivó una vez más la alcaldesa Rita Barberá al arrojar con desparpajo a las tinieblas de la "izquierda radical" a quienes han luchado contra la expropiación y, de rebote, a todos los que no están de acuerdo con su enérgico plan (...) Parece mentira que, hoy, todavía haya que reivindicar el valor democrático de decir que no.
Adolf Beltran, hoy, en
El País. El análisis completa una
información en la que varios arquitectos cuestionan el plan de destruir El Cabanyal.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home