El Compromís se rompe a la primera

El grupo parlamentario del Compromís ha durado menos que un caramelo a una puerta de un colegio (concertado, por supuesto). A la hora de elegir al representante del grupo en el consejo de RTVV (un abrevadero más), el PCE, a través de Glòria Marcos, ha intentado -y seguramente logrado- colocar a Amadeu Sanchis, ese hombre cuya validez va pareja a su capacidad de conspirar en el seno del partido. Es lo que se llama un hombre del aparato. Pero además es el candidato que presentó EU al ayuntamiento de Valencia, con el éxito por todos conocido. Premio por un fracaso.

Es cierto que en el acuerdo que firmaron el Bloc y EU le correspondía a estos últimos nombrar al miembro de su grupo en el pesebre de Canal 9, en el que se salva apenas el representante del PSOE Miguel Mazón que al menos se mira las ruinosas cuentas del ente. Precisamente Glòria Marcos es consejera del ente público y aún estamos esperando alguna iniciativa suya para denunciar la situación, más allá de alguna declaración.

Frente a la imposición de Marcos, el Bloc y Esquerra i País -corriente interna de EU a punto de convertirse en partido y futura excisión- consideran poco apropiado el perfil de Sanchis para el puesto y han presentado a Rafa Xambó como alternativa. Es una ruptura del grupo a las primeras de cambio y una muestra de la debilidad en la que se encuentra la síndic del grupo del Compromís sin que quiera aceptarlo. La cosa pinta fatal.

Pero al margen de la batalla política, acierta este sábado Adolf Beltran en una columna de opinión en El País. Este es el final de su artículo. No os perdáis el principio.

¡Ya está bien de monsergas! Si la izquierda valenciana quiere representar de verdad la cívica indignación de los sectores de opinión pública que la apoyan tiene una oportunidad inmejorable. ¡Que se plante! Tanto el PSPV como Compromís pel País Valencià pueden decir "no". La renovación del consejo de RTVV exige las dos terceras partes de los votos de la Cámara. Si tan intolerable es el asunto, que la cosa quede patente en un bloqueo parlamentario con el que el PP se vea emplazado a discutir un estatuto democrático para la gestión de la empresa pública de comunicación o a persistir en su denigrante manipulación. Lo demás es miseria y compañía. Mucha miseria, sobre todo. Y por favor, ¡que no nos hablen de la tele!