El blog o las armas
¡Ay, las inmobiliarias! ¿Qué os puedo contar de las inmobiliarias? Me da la sensación de que la crisis de algunas de estas empresas a algunos le hace esbozar una sonrisa más que un gesto de preocupación, a no ser que te estén construyendo un piso y veas peligrar la hipoteca que has firmado para toda tu existencia y la de los herederos del banco. Astroc se fue al carajo, y ahora le ha llegado el turno a Llanera. Me gustaría poder decir que ya lo advertí, porque desde luego lo advertí. Pero no sé si lo hice aquí por escrito y como me da pereza ponerme a buscarlo, casi no lo digo.
Recuerdo cuando los hermanos Gallego (esos magos del urbanismo que manda en Llanera) vinieron desde Xàtiva para presentar en Valencia su espectacular proyecto inmobiliario: “que si somos los propietarios más grandes de suelo de España”, “que si vamos a hacer cienes y cienes de campos de golf con miles y miles de casitas alrededor”, “que somos la bomba, leñe”. En dos años habían pasado de ser l’obrer del poble a una inmobiliaria de talla mundial. “¿Si es tan fácil hacer eso en tan poco tiempo, porque no lo hacéis cuatro veces más?”, les preguntó un periodista con la mala leche que produce la mezcla entre inocencia e incredulidad. Lo cierto que es que estos chicos, que se pusieron a jugar a especuladores y traficantes de influencias para recalificar campos de naranjos tenían, como dicen por ahí, “más metros de postes publicitarios que de terreno”. Y ahí andan ahora, desmantelando la empresa a ver si le pueden pagar a alguien. Y supongo que sabéis a quién. Pues sí, a Bancaja y a la CAM.
Cuando una empresa se va al carajo aquí en nuestra comunidad, puedes preguntar: “¿Y a quienes son sus principales acreedores?”. La respuesta es siempre Bancaja y la CAM. Podría ser lógico, ya que son las cajas de aquí, pero, joer, lo de Llanera… No sé cuánto debe Llanera a las dos cajas valencianas, pero la cosa sube de los 300 millones euros. Eso, de oídas, porque en los papeles dice que los alegres chicos de Xàtiva deben más de 700 kilos. Para echarse a temblar.
Astroc y Llanera… vaya dos… Dicen por ahí que a Camps, Francisco, no le mola nada que Llanera suspenda pagos, porque ¿qué imagen va a dar de nuestra comunidad que las inmobiliarias más mediáticas vayan quebrando por ahí? No se preocupe, presidente. Con un par de carreras de coches y de barcos la gente se olvida enseguida de esas nimiedades.
Y además, ni a que los políticos les importase una mierda (perdón, pero llevo cabreo) lo que le importa o preocupa a los ciudadanos. Y para muestra el vergonzoso espectáculo protagonizado ayer por Camps y Pla en las Cortes, haciendo el payaso con un tema tan importante (al menos yo me lo creo como tal) como el Estatut. ¡Joer, que es nuestra norma básica! Pues no, los dos líderes (bueno, a Pla llamémoslo pelagatos) Se enzarzaron como en un casino. Se jugaron ‘la falta’ en una partida de truc en la que llevaban sets, huits i cartes que no lliguen (me copio el símil de la columna de Josep Torrent hoy en El País). Que si “quiero más pasta”, dice Camps, a quien los presupuestos de ZP le han pillado a pié cambiado. “Pues reforme el Estatut y ponga lo de las inversiones obligadas, como en Andalucia y Catalunya”, le contesta Pla, demostrando una vez más que vive un otra galaxia, porque mira que tenía fácil decirle: “ZP ha invertido un huevo más que Aznar y lo que viene”. “Pues reformo el Estatut y lo ponemos, ale”, le contesta Camps, olvidando que ha recurrido ante el TSJ ambos estatutos. Y las dos cabezas privilegiadas, que encima han olvidado que hace dos meses han aprobado ellos mismos con sus propias orejas el nuevo Estatut y que cambiarlo nos obligaría a convocar nada menos que un referéndum, se ríen en sus escaños y creen haber ganado el concurso de velocidad de decir estupideces por segundo.
Y en eso que llega González Pons y en un par de minutos se inventa una disposición adicional para añadir al Estatut y la presenta a la mesa, así como hace las cosas esta persona que es muy desinhibida y muy así él. Y claro, de repente en las sedes del PP y del PSOE, los dos que tiene cerebro abrieron mucho los ojos y llamaron a Valencia y les dijeron a los suyos “Pero… ¡vosotros sois subnormales o qué os pasa!”. Y al cabo de un rato ni el PSOE quería ya la reforma, porque el presupuesto de ZP era muy bueno, ni el PP tampoco la quería, lo que comunicó González Pons en un comunicado que pasará a la historia por la cara dura de este hombre. Resulta que lo que él mismo había presentado como reforma del Estatut era en realidad una proposición no de ley para que quizá algún día de alguna manera o forma… en fin, que Pla era tonto y que la culpa de Zapatero.
Ayer, iba a tomar una cerveza después del trabajo, ya que últimamente me he echado en brazos del alcohol para olvidar las espantosas jornadas laborales que tengo desde que volví de vacaciones. Iba a coger un taxi. Media hora tardé en encontrar uno en la calle Colón. Una calle que estaba, como siempre ocurre desde julio, atascada. Mi estado de irritación era tal que pensé seriamente en tomar las armas, formar un batallón e invadir desde el Ayuntamiento hasta las Cortes y el Palau de la Generalitat. Una vez desalojados a gorrazos esos impresentables que nos gobiernan, instalaríamos un anarquía basada en el sentido común. Peor no nos iría.