Hoy es un día tan bueno como el mejor para volver a dar señales de vida. Cuando casi tenía decidido abandonar el blog porque ni tengo tiempo ni muchas ganas de seguir predicando, llega la trama del saqueo de instituciones de
El Bigotes y sus amigachos y todo cambia radicalmente. Hasta que, por fin, a la Inmaculada Concepción, al Brazo Incorrupto, a la Virgen de Fátima, en resumen, a Francisco Camps, le han metido en el mismo saco de chorizos, vividores, asaltantes de caminos y portadores y receptores de maletines. Ese hombre, por cuyo culo incorrupto no cabía ni el bigote de una gamba (parafraseando a Luis Aragonés), parece que tiene tragaderas suficientes no ya para proteger a todos los que se dedican por debajo de su organigrama a saquear las arcas autonómicas -Orange Market y los que le pagan- o a consejeros que ayudan a pagar créditos a sus amigos otorgándoles obras a dedo. Además de ser cómplice -la frase es de Rajoy, se la dijo ayer a Zapatero en las Cortes: "Si usted apoya a Bermejo, usted es Bermejo"-, Camps también puede haber aceptado algún regalito por los servicios (¿inmobiliarios?¿televisivos?) prestados. Y él, indignadísima de salir en los papeles. Con lo que le quieren los valencianos...
Hoy, en
El País:
La fiscalía implica a Camps en la trama de corrupciónEsta mañana, en el Palau:
Camps lo niega todoComo siempre, sin preguntas de los periodistas (madrugón para nada). Quizá la cosa hubiera ido así:
Camps: ¡Lo niego!
Periodista: Pero... ¿qué niega? ¿que esté imputado?
Camps: ¡Todo! ¡Lo niego rotundamnete todo! Y me querellaré y denunciaré a todos aquellos que digan algo de mi que a mi no me guste.
Periodista: Pero si precisamente le están dennciando de ser un chorizo...
Camps: ¡Lo niego! ¡Todo el mundo sabe que en mi vida he probado el chorizo porque me da ardor de estómago!
Periodista: ¿Cómo?
Camps: ¡Lo niego por segunda vez! ¡No como chorizo! ¡Y me querellaré contra todos los que digan que no me da ardor de estómago, que no vivo para Almax!
Aquí el periodista se ha dado ya a la bebida.
Alguno quizá se pregunte: ¿Todo esto por tres trajes? Recuerden a Joan Ignasi Pla por una reforma que tenía pendiente de pagar. Pero es que no se trata de la cantidad, si no de la calidad (y no me refiero a los trajes). Mejor que yo lo explicó
Adolf Beltran el fin de semana pasado en
Una Línea de Sombra, donde además insistía en la opacidad del Gobierno de Camps: ¿Qué costó lo del Papa? ¿Cuánto le pagamos a Calatrava por sus mamonadas? ¿Cuánto y cuando se ha pagado a Orange Market? ¿Cuántas obras se han adjudicado a dedo a Construcciones Taroncher? ¿Por qué el conseller responsable de evitar que haya paranys tiene uno? ¿De qué marca, color, talla tela y forro eran los trajes? Un extracto:
Había hasta ahora algo más irritante en los grandes eventos valencianos que la prepotencia de su aprovechamiento electoral y partidista: su opacidad. Decenas de preguntas sin respuesta jalonan la ejecutoria del Consell en empresas y organismos sostenidos con fondos públicos cuyas cuentas nadie explica. La detención e interrogatorio del responsable de Orange Market y de sus supuestos cómplices ha sacado a la luz del foco judicial un maremágnum de amistades y de coincidencias de aspecto repelente. Un panorama en el que los eventos del PP y los de la Generalitat pasan por las mismas manos, en el que se enredan los lazos de amistad o de interés, en el que se confunden licitadores y adjudicatarios y donde la equidad naufraga.
La opacidad es sin duda el caldo de cultivo más propicio para la corrupción en la gestión pública. Pero ha querido Camps tender una línea de sombra en su política más allá de la cual nadie pueda saber, nadie pueda inquirir, nadie pueda ejercer un control que desbarate el anuncio publicitario. Ahora, tras el decorado, más allá de la línea de sombra, se vislumbra una ciénaga.
Y como decía el otro día no recuerdo qué columnista en no sé bien qué periódico: De esta ciénaga no se sale ni a tiros (de escopeta).