miércoles, mayo 30, 2007

¿Qué hacer con Esquerra Unida?

¿Disolverla? Tal vez sea una opción. El papelón que ha jugado en este proceso electoral deja mucho que desear. Las batallas internas de esa ‘coalición’ de izquierdas en la que el PCE manda mucho han acabado por hundir en la miseria un proyecto que cuando nació tenía mucho de ilusionante. Para los que tienen algo de memoria, no estaría de más recordar que IU (con sus variantes en el Estado) nace a raíz del referéndum de la OTAN. Se agrupan entonces una serie de organizaciones, movimientos sociales y personas sin afiliación concreta. Pero el PCE nunca ha querido perder el poder sobre esta organización. Es más, ha sido el interés del ala más ortodoxa del partido comunista la que ha ido laminando sin descanso a personas válidas para evitar que se le fuera de las manos el proyecto. Está en los papeles, de hecho, desde hace meses la corriente subterránea que Paco Frutos, un hombre que fracasó cuando tuvo su oportunidad, encabeza para hacerle la cama a Gaspar Llamazares.

Y ahí entra el futuro. Llamazares, y muchos como él, algunos también en la Comunidad Valenciana, tienen en mente ya empezar a cambiar las cosas. Desengancharse del lastre de los ortodoxos para crear una izquierda moderna, con personas y caras nuevas, que se apoye en movimientos sociales y que sea capaz de gobernar, como lo hacen en Euskadi o en Cataluña. No es baladí este último apunte, ya que en muchas épocas IU ha demostrado un pánico a gobernar –casi vivían más felices en la oposición a lo que fuera- que para nada ha facilitado las cosas.

El día de las elecciones, un amigo, militante y candidato de Esquerra Unida en una lista municipal me explicaba que ya se está produciendo ese movimiento en la Comunidad Valenciana. “Hay que crear un nuevo espacio y dejar a los que se aferran al PCE. Si quieren que se presenten ellos con la hoz y el martillo”, me comentó más o menos. Y es el que el malestar que provocó la actitud de Glòria Marcos y sus alrededores cuando se negoció el Compromís fue notable. La sociedad lo reclamaba. Y quizá sólo por eso Marcos aceptó el pacto, porque si por ella hubiera sido, antes extraparlamentaria que pactando.

Sólo tuvieron que pasar unas horas para que aparecieran las primeras críticas dentro de EUPV tras la debacle electoral. Joan Ribó y Pasqual Mollà lamentaron la actitud del entorno de Marcos, yo creo que incluso la falta de autocrítica de la formación tras una derrota y un fracaso que no admite matices. Pero hay más. Elaborar unas listas, como lo ha hecho siempre EU (y el PSOE, no lo obviemos), basándose exclusivamente en el recuento de las corrientes internas y, a ser posible, machacando a la corriente del partido minoritaria es, una vez más, un error. Se deja fuera a referentes sociales y se apuesta por el aparato del partido. ¿Quién demonios es Amadeu Sanchis?

Por el corto pero tortuoso camino de desmembración de Esquerra Unida ha quedado tanta gente que podría haber sido válida... A veces (¿siempre?) echo de menos a Albert Taberner.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Ninguna organización política se puede permitir el lujo de hacerle el harakiri a sus representantes institucionales (que al fin y al cabo son su rostro en la calle) cada cuatro años. En EU parece que nombran a sus candidatos por el método de la patada hacia arriba (relevar a alguién ascendiéndolo a un cargo superior) y como paso previo a prepararles definitivamente las maletas. Sin embargo entre bastidores, en lo que se conoce como "el aparato", vienen mandando más o menos los mismos desde hace lustros. Con autocrítica cero: la culpa siempre es de los otros, esa sociedad aborregada y derechizada que cada vez les vota menos. Y viven de las rentas de los que no les votan, ese El Dorado totémico de una supuesta masa de abstencionistas de izquierda alternativa por la que lo justifican todo y que elección tras elección pasa olímpicamente de ellos (si no no serían alternativos) mientras se ensancha la fuga de escape de sus votantes tradicionales. Porque en el fondo esa es su gran contradicción, pretender ser alternativos, transformadores y "revolucionarios" cuando desde las instituciones, más aún en su posición minoritaria, como mucho pueden protestar, aplicar reformas puntuales, garantizar gobiernos "menos malos" y ser un garante ético y un referente para algunos movimientos sociales. Lo cual, con la que está cayendo, no es poco sino todo lo contrario: fundamental. Eso sí: decepcionante para un aparato apoltronado que sigue viéndose asaltando palacios de invierno siguiendo aquella máxima libertaria de "derrota tras derrota hasta la victoria final". Mientras se regodean en sus ensueños, aumentan los barracones, las listas de espera, la destrucción urbanística, el despilfarro, la corrupción en las instituciones, la sanidad privada, la manipulación de los medios públicos, las agresiones al medio ambiente y la privatización de la vida pública...

2:20 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Eso, carguemonos a EU y propiciemos el "insano" bipartidismo.

lo que faltaba

4:23 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

EU se destroza ella solita, y es una verdadera lástima. Lo dice un votante del Compromís.

5:20 p. m.  

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