El Valencia y los ultras
Los aficionados del Levante estaban muy contentos el sábado. La bonita victoria sobre el Valencia y la permanencia en primera división prácticamente salva la temporada. Demasiado acostumbrados a sufrir, estos escasos objetivos son suficientes para los granotes. El del sábado fue un partido bronco. De rivalidad, como les gusta a los levantinistas, que no quieren que exista compadreo entre los dos clubs.
Pero la cosa no pasó a mucho más. Del campo no salió. Hasta hoy. Pero en una dirección extraña. Los Yomus, un grupo ultra que va a Mestalla básicamente a emborracharse, ha decidido ir hoy a Paterna a insultar a los jugadores del Valencia por la derrota del sábado. Al menos esa era la excusa.
El Valencia, deportiva y socialmente, es un club desgobernado. El presidente, Juan Bautista Soler, ha asumido todo el poder pero no lo ejerce. Muchos jugadores, el entrenador o el director deportivo, no saben qué va a ser de ellos la próxima temporada. Hasta los empleados, según me cuentan, están en vilo esperando a que Soler tome alguna decisión.
Pero Soler está dando una imagen de debilidad al no tomar ni una decisión. Y cuando se produce un momento de debilidad, aparecen fenómenos como el de hoy. Una panda de exaltados cree que este es el momento de hacerse visibles. ¿Para qué? Quien sabe. El buen rollo de Amedeo Carboni con estos ultras es bien conocida. ¿Hay un interés en introducir elementos de desestabilización en la entidad para forzar alguna decisión concreta? Porque como decía antes, lo del Levante era una burda excusa.
Lo cierto es que los Yomus fueron ayer pero no pudieron insultar a nadie (que parece que, al margen de la violencia es su objetivo en la vida) porque el entrenamiento era a puerta cerrada. Amenazaron con volver hoy. ¿Qué hizo el club ante esa amenaza? No les ha impedido la entrada. Sólo ha puesto a dos guardias de seguridad más. Al final uno piensa (¿malpiensa?) que alguien quería que la cosa hubiera ido a más.
¿Quiere saber más? Repasa las dos entradas sobre el lado oscuro de Carboni y sus consecuencias en Malva-rosa Connection: La pistola de Carboni y 'A pataes'
Pero la cosa no pasó a mucho más. Del campo no salió. Hasta hoy. Pero en una dirección extraña. Los Yomus, un grupo ultra que va a Mestalla básicamente a emborracharse, ha decidido ir hoy a Paterna a insultar a los jugadores del Valencia por la derrota del sábado. Al menos esa era la excusa.
El Valencia, deportiva y socialmente, es un club desgobernado. El presidente, Juan Bautista Soler, ha asumido todo el poder pero no lo ejerce. Muchos jugadores, el entrenador o el director deportivo, no saben qué va a ser de ellos la próxima temporada. Hasta los empleados, según me cuentan, están en vilo esperando a que Soler tome alguna decisión.
Pero Soler está dando una imagen de debilidad al no tomar ni una decisión. Y cuando se produce un momento de debilidad, aparecen fenómenos como el de hoy. Una panda de exaltados cree que este es el momento de hacerse visibles. ¿Para qué? Quien sabe. El buen rollo de Amedeo Carboni con estos ultras es bien conocida. ¿Hay un interés en introducir elementos de desestabilización en la entidad para forzar alguna decisión concreta? Porque como decía antes, lo del Levante era una burda excusa.
Lo cierto es que los Yomus fueron ayer pero no pudieron insultar a nadie (que parece que, al margen de la violencia es su objetivo en la vida) porque el entrenamiento era a puerta cerrada. Amenazaron con volver hoy. ¿Qué hizo el club ante esa amenaza? No les ha impedido la entrada. Sólo ha puesto a dos guardias de seguridad más. Al final uno piensa (¿malpiensa?) que alguien quería que la cosa hubiera ido a más.
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