El Viñarock no es el FIB

Leo en El País (el artículo no está disponible en internet) el balance que hizo ayer el alcalde de Benicàssim del Viñarock, el festival que arrebató a Villarobledo y que se celebró este fin de semana en la localidad castellonense. Lo que queda bastante patente es que el Viñarock no es el FIB, ni en tipo de público ni en calidad de la organización, tal vez por la precipitación con que se cambió de ciudad.

Sin hablar de las inclemencias del tiempo, que le pueden ocurrir a cualquiera (en uno de los primeros años del FIB una tormenta de agosto echó abajo un escenario en plena actuación y se suspendieron actuaciones, entre ellas la de Blur), en el balance de ayer se señaló que pese a que al Viñarock asistieron unas 60.000 personas (el doble casi que al FIB), la repercusión económica sobre la localidad fue la mitad que la del festival indie. Los asistentes al Viñarock se dejaron unos seis millones en la localidad, mientras que los que van al FIB se dejan unos 12 millones de euros.

Encima, el fin de semana fue caótico en Benicàssim. Lo reconoció el propio alcalde. El tráfico fue infernal y las indicaciones para acceder a las zonas de acampada o al recinto de conciertos prácticamente inexistentes, lo que contribuyó aún más al caos.

Pensar que porque se acoge con éxito un festival como el FIB se puede acoger a otro es un error. Y pensar que porque los ciudadanos toleran una semana de invasión de gente en agosto puede tolerar otra es otro error. Si como dijo el coordinador del Viñarock, César Soria, la promotora Matarile desea continuar en Benicàssim el año que viene, deberán aplicarse bastante más que este año para evitar que la población y los espectadores rechacen la nueva ubicación.